Expertos de Vithas Valencia Consuelo advierten que la hipertensión puede provocar ictus, deterioro cognitivo y otros tipos de daño cerebral
Los profesionales en rehabilitación neurológica de Irenea en el Hospital Vithas Valencia Consuelo recuerdan que controlar la presión arterial es una de las mejores formas de proteger la salud cerebral
En pleno 2025, la hipertensión arterial continúa siendo una de las amenazas más relevantes para la salud cerebral, a pesar de tratarse de una enfermedad que puede prevenirse y controlarse. Desde Irenea, Instituto de Rehabilitación Neurológica de Vithas Valencia Consuelo, integrante del Instituto de Neurociencias Vithas, los expertos subrayan que mantener la presión arterial dentro de los valores recomendados es una de las decisiones más eficaces para proteger el cerebro y evitar daños a largo plazo.
Aunque no siempre da síntomas, la hipertensión puede tener un impacto profundo sobre el cerebro. Está estrechamente relacionada con la aparición de ictus, tanto isquémicos como hemorrágicos, y numerosos estudios han demostrado su asociación directa con el deterioro progresivo de funciones cognitivas como la memoria, la atención o la capacidad de planificación.
“Aproximadamente el 40 % de las personas hipertensas no saben que lo son, y muchas de las que sí lo saben no reciben el tratamiento adecuado o no logran controlar su tensión”, explica la Dra. Belén Moliner, directora médica de Irenea. “Esto significa que millones de personas conviven con un riesgo elevado de daño cerebral sin saberlo”.
Así lo confirma una revisión publicada en The Lancet Neurology, que demuestra que la hipertensión sostenida acelera el daño estructural cerebral, contribuyendo a la aparición de microinfartos, atrofia cerebral y disfunción ejecutiva. Por su parte, la American Heart Association (AHA) advierte que el riesgo de ictus se multiplica hasta por cuatro en personas con hipertensión no tratada, consolidando así su papel como el principal factor modificable en la prevención del daño cerebral. Mientras tanto, la Sociedad Española de Neurología (SEN) incide en que hasta un 80% de los ictus podrían evitarse con un adecuado control de los factores de riesgo, especialmente la presión arterial. Y, la propia AHA subraya, además, que la hipertensión es el factor que más contribuye a la aparición de ictus, incluso por encima de la diabetes o el colesterol alto.
Los efectos de la hipertensión no solo se limitan a eventos agudos como el ictus, sino que también afectan a largo plazo al rendimiento cerebral. Tal y como destaca el Dr. Enrique Noé, director de Investigación de Irenea y neurólogo miembro del Instituto de Neurociencias Vithas, “el daño que produce puede avanzar lentamente, comprometiendo la calidad de vida y la autonomía de la persona incluso antes de que se detecten alteraciones graves. La buena noticia es que la hipertensión puede controlarse y, cuando se hace, se reduce de forma muy significativa el riesgo de sufrir un ictus o de desarrollar deterioro cognitivo”, señala. “La prevención no solo salva vidas, sino que preserva capacidades”.
Por otro lado, desde el equipo de nutrición de Irenea, la especialista María López Seguí recuerda que los cambios en el estilo de vida, especialmente en la alimentación, son esenciales para controlar la presión arterial. Una dieta basada en alimentos frescos, con bajo contenido en sal y rica en nutrientes naturales, favorece el buen funcionamiento tanto cardiovascular como cerebral.
Y es que, como indica Yolanda Herrero, directora del Hospital Vithas Valencia Consuelo, “el compromiso con la salud cerebral comienza mucho antes de la rehabilitación. Detectar a tiempo, actuar con evidencia y acompañar a cada persona en la adopción de hábitos saludables forma parte de nuestro trabajo diario, ya que en Vithas entendemos que prevenir es también una forma de cuidar”.